viernes, 12 de junio de 2009

Exponentes de la Inteligencia Emocional

Estamos acostumbrados a relacionar la inteligencia con el intelecto, lo que incluye capacidades como: el análisis, la comprensión, la retención, la resolución de problemas de índole cognitivo, entre otras. Sin embargo, en el mundo empresarial se está empezando a tener en cuenta y a valorar más la denominada "inteligencia emocional", que determina cómo nos manejamos con nosotros mismos y con los demás. El término surge de la siguiente manera:

Howard Gardner (1983), “Desarrolló el modelo de Inteligencias Múltiples, donde proponía una nueva visión de la inteligencia como una capacidad múltiple, como un abanico de capacidades intelectuales, reconociendo que existen otros tipos de inteligencia aparte de la cognitiva”. De los ocho tipos de inteligencias que definió Gardner, la inteligencia intrapersonal e inteligencia interpersonal llamaron la atención de Peter Salovey y John Mayer, los cuales definieron sus competencias, presentándolas bajo el término “Inteligencia Emocional.

Salovey y Mayer (1990), consideran a la inteligencia emocional como a un subconjunto de la inteligencia social, que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y las emociones propias, así como la de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta información, para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones.

Según Martín Neaud y Engelhart (1996), definen la inteligencia emocional, como la capacidad para leer nuestros sentimientos, controlar nuestros impulsos, razonar, permanecer tranquilo y optimistas cuando nos vemos confrontados a ciertas pruebas, y mantenernos a la escucha del otro.

Para Goleman Daniel (1996), la inteligencia emocional es la capacidad de controlar nuestras emociones, de saber utilizar un sentimiento adecuado a cada problema que nos plantea la experiencia. Esto incluye el autodominio, la persistencia y la capacidad de motivarse a uno mismo. Ser efectivamente inteligente no supone, poner un horario a nuestras pasiones. Pero si podemos aprender a reaccionar adecuadamente, cuando una emoción nos asalta. Es decir hacer más inteligente nuestra vida emocional.

Según Shapiro (1997), inteligencia emocional, son las cualidades emocionales que parecen tener importancia para el éxito, estas pueden incluir: la empatía; la expresión y la comprensión de sentimientos; el control de nuestro genio; la independencia; la capacidad de adaptación; la simpatía; la capacidad para resolver problemas en forma interpersonal; la persistencia; la cordialidad; la amabilidad y el respeto.

Myriam Villalobos (2001), define la inteligencia emocional, como una forma de interactuar con el mundo, que tiene en cuenta sentimientos y habilidades como, la autoconciencia, la motivación, el control de los impulsos, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Son elementos indispensables para una buena adaptación social.

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