viernes, 12 de junio de 2009

Educación Emocional

Según Bisquerra (2000), educación emocional es el:
Proceso educativo continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional, como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral. Para ello, se propone el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones con objeto de capacitar al individuo, para afrontar mejor los retos que se platean en la vida cotidiana. Todo ello, tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social.

En muchos casos, las herramientas que utilizamos, para lograr nuestros objetivos no son las más adecuados y sólo conducen a la frustración, la ansiedad o al estrés, que nos hace comportarnos de una manera inadecuada tanto con nosotros, como con los demás, creando un círculo vicioso, que por desgracia, transmitimos a nuestros hijos y alumnos.
Los motivos por los que esto sucede, es porque tanto padres como educadores prestan poca atención a las emociones y los sentimientos de los niños.

Hace unos años, la Unesco publicó el Informe Delors, del cual describiremos textualmente los cuatro pilares de la educación, en los que se hace clara la referencia al mundo emocional:

1. Aprender a conocer, lo que equivale a dominar los instrumentos del conocimiento. Pero asegura, que los métodos que deben ser utilizados para conocer deben favorecer el placer de comprender y descubrir, es decir, factores emocionales unidos al aprendizaje que lo potencian y lo hacen estimulante.
2. Aprender a hacer lo que implica adquirir una formación, para poder desempeñar un trabajo y a la vez una serie de competencias personales, como trabajar en grupo, tomar decisiones, crear sinergias, etc. Estas son competencias que forman parte de la Inteligencia Emocional.
3. Aprender a convivir, para trabajar en proyectos comunes. Este es uno de los retos para este siglo, donde la convivencia entre personas diferentes nos obliga a descubrir lo que tenemos en común y a comprender que todos somos interdependientes.
Pero, para descubrir al otro antes tenemos que descubrirnos a nosotros mismos. Otra vez, el informe hace referencia a competencias propias de la inteligencia emocional, como el autoconocimiento, la empatía y la destreza social.
4. Aprender a ser, refiriéndose al desarrollo total y máximo posible de cada persona, a su proceso de autorrealización que diría Maslow (1943). Esta referencia a la educación integral, por sí sola justificaría la necesidad de educar con inteligencia emocional. “
En este informe, se señala la necesidad de educar el pensamiento cognitivo, junto con la dimensión emocional del ser humano. Para reafirmar esto es necesario mencionar a Goleman (1996):
Que todos tenemos dos mentes: una que piensa y otra que siente, son dos formas fundamentales de conocimiento que interactúan, para construir nuestra vida mental. Ambas mentes tienen que ser atendidas en toda situación de la vida, no debe haber predominio ni oposición y en todo momento, se debe buscar su equilibrio, ya que los sentimientos son indispensables, para la toma racional de decisiones, porque orientan en la dirección adecuada, para sacar el mejor provecho a las posibilidades que ofrece la lógica. Por lo tanto, ambos componentes de la mente aportan recursos sinérgicos: el uno sin el otro resultan incompletos e ineficaces.

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