viernes, 12 de junio de 2009

Pefil del profesor que dirige el desarrollo de Inteligencia Emocional


Un profesor que dirige con inteligencia emocional deben ser capaces de:
- Expresar adecuadamente sus sentimientos.
- Utilizar la metodología de planificación en función de metas y de resolución de problemas.
- Poner en práctica estrategias de Automotivación.
- Controlar sus estados de ánimo negativos y gestionar adecuadamente sus emociones.
- Manifestar su empatía y capacidad de escucha.
- Desarrollar conductas asertivas, manejando adecuadamente los conflictos que se produzcan en el aula.

Educar con inteligencia emocional implica, que los educadores sepan identificar sus sentimientos y emociones. Se ha comprobado, que la inteligencia emocional del profesor es favorable al clima del aula, pues lo hace emocionalmente saludable.
Todo educador según Goleman (1996), “Debería prestar atención a la alfabetización emocional de sus alumnos. Y procurar ayudar a sus alumnos a mirar en su interior a menudo para descubrir cuáles son sus estados emocionales y por qué están provocados.”
Es importante, que el alumnado comprenda que las emociones son una parte fundamental del ser humano, determinan nuestro comportamiento, manifestándose a través del ajuste social, el bienestar y la salud del individuo.

En la actualidad es muy común que los niños no reciban en la vida familiar un apoyo seguro para, enfrentar el proceso educativo.Debido a que hay padres que no pueden ser modelos de inteligencia emocional para sus hijos. Siendo así las escuelas el único lugar, donde las familias buscan superar las deficiencias de los niños en la aptitud social y emocional. Lo que no significa, que la escuela, por sí sola, pueda satisfacer las necesidades emocionales de los niños.

La Inteligencia Emocional en la Escuela.

En educación estamos acostumbrados a los niños con buenas notas y que exigen poco o también a los niños que escuchan lo que el profesor enseña, sin hacer intervenciones (receptivos). De esta misma forma los profesores están acostumbrados y prefieren al alumno que escucha y no pregunta.
Con este modelo se ha producido en algunos niños el fracaso escolar, ya que los alumnos no son atendidos en lo que necesitan por el profesor.
En este aspecto se ha evolucionado un poco, pero falta aún más, para eso la escuela debe asumir que es el medio más importante e influyente para que el niño aprenda. En este sentido es que la escuela debe enseñar a los alumnos a ser emocionalmente inteligentes y para esto debe entregarles herramientas.
Goleman (1996), ha llamado a esta educación de las emociones alfabetización emocional o también, escolarización emocional y lo que busca de esta es enseñar a los alumnos a “modular” su emocionalidad desarrollando su Inteligencia Emocional.

Los objetivos, que se persiguen con la implantación de la Inteligencia Emocional en la escuela, serían los siguientes:
1. Detectar casos de pobre desempeño en el área emocional.
2. Conocer cuáles son las emociones y reconocerlas en los demás.
3. Clasificarlas: sentimientos, estados de ánimo, entre otros.
4. Modular y gestionar la emocionalidad.
5. Desarrollar la tolerancia a las frustraciones diarias.
6. Prevenir conflictos interpersonales.
7. Mejorar la calidad de vida escolar.

Para alcanzar esto, es necesario un nuevo perfil de docente, un profesor con equilibrio emocional, que sea para los alumnos un modelo de habilidades sociales y empáticas, de resolución de conflictos y que sea capaz de transmitir.


La educación de las emociones, se llevan a cabo analizando situaciones conflictivas y problemas cotidianos que ocurran en el contexto escolar, ya que esto permitirá a los alumnos desarrollar e internalizar las distintas competencias de la inteligencia emocional.

De este modo, se resalta, que para una educación emocionalmente inteligente, es necesario el trabajo en conjunto entre la escuela y la familia del alumno.

Características de la persona Emocionalmente Inteligente


Características de la Persona Emocionalmente Inteligente:
A continuación se nombran y describen características, que tienen o pueden desarrollar las personas emocionalmente inteligente (citada en “La Educación de la Inteligencia Emocional” Ibarrolla, B, (s.f))
1. Actitud positiva: resalta los aspectos positivos por encima de los negativos; valora más los aciertos que los errores, más las cualidades que los defectos, más lo conseguido que las insuficiencias, más el esfuerzo que los resultados, busca el equilibrio entre la tolerancia y la exigencia.
2. Reconoce los propios sentimientos y emociones.
3. Se siente capaz de expresar sentimientos y emociones: tanto las consideradas positivas, como las consideradas negativas necesitan ser canalizadas a través de algún medio de expresión la persona o ente sabe reconocer el canal más apropiado y el momento oportuno.
4. Es capaz de controlar sentimientos y emociones: sabe encontrar el equilibrio entre expresión y control. Sabe esperar, tolera la frustración y es capaz de demorar gratificaciones.
5. Es empática: se mete con facilidad en la piel del otro, capta sus emociones aunque no las exprese en palabras sino a través de la comunicación no-verbal.
6. Es capaz de tomar decisiones adecuadas: el proceso de toma de decisiones integra lo racional y lo emocional. La emoción impide a veces la decisión. Es importante darse cuenta de los factores emocionales presentes en cada decisión de cara a que estas sean apropiadas.
7. Tiene motivación ilusión e interés: todo lo contrario a la pasividad, al aburrimiento o la desidia. La persona es capaz de motivarse ilusionarse por llegar a metas e interesarse por las personas y las cosas que le rodean.
8. Autoestima adecuada: sentimientos positivos hacia sí misma y confianza en sus capacidades para hacer frente a los retos que se encuentre en la vida.
9. Sabe dar y recibir.
10. Tiene valores que dan sentido a su vida.
11. Es capaz de superar las dificultades y frustraciones aunque hayan sido muy negativas.
12. Es capaz de integrar polaridades: lo cognitivo y lo emocional, el hemisferio derecho y el izquierdo, soledad y compañía, tolerancia y exigencia, derechos y deberes.

La inteligencia emocional: se nace con ella? o se hace?

En la actualidad, se plantea que la inteligencia emocional no se establece al nacer, sino que se puede desarrollar, entrenar y fortalecer a través de las experiencias de la infancia. La inteligencia intelectual y emocional, están relacionadas con la cantidad y forma en que se producen conexiones neuronales en el cerebro. Por lo tanto no se atribuyen solamente a la genética, sino también a la interacción con el medio. He aquí la importancia de estimular a los niños ya que a medida que se crece en edad se eliminan las conexiones débiles, quedando solo las más fuertes, que son aquellas que se han logrado experimentar.
Si bien, hay niños con más habilidades para unas cosas que otras, lo importante es no pensar en un determinismo genético, sino realizar todos los esfuerzos para incorporar a la educación elementos que favorezcan las aptitudes emocionales, como son la creatividad, el optimismo, la perseverancia y el autodominio, entre otras. (Citado en “Revista Padres Ok”, 20

Exponentes de la Inteligencia Emocional

Estamos acostumbrados a relacionar la inteligencia con el intelecto, lo que incluye capacidades como: el análisis, la comprensión, la retención, la resolución de problemas de índole cognitivo, entre otras. Sin embargo, en el mundo empresarial se está empezando a tener en cuenta y a valorar más la denominada "inteligencia emocional", que determina cómo nos manejamos con nosotros mismos y con los demás. El término surge de la siguiente manera:

Howard Gardner (1983), “Desarrolló el modelo de Inteligencias Múltiples, donde proponía una nueva visión de la inteligencia como una capacidad múltiple, como un abanico de capacidades intelectuales, reconociendo que existen otros tipos de inteligencia aparte de la cognitiva”. De los ocho tipos de inteligencias que definió Gardner, la inteligencia intrapersonal e inteligencia interpersonal llamaron la atención de Peter Salovey y John Mayer, los cuales definieron sus competencias, presentándolas bajo el término “Inteligencia Emocional.

Salovey y Mayer (1990), consideran a la inteligencia emocional como a un subconjunto de la inteligencia social, que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y las emociones propias, así como la de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta información, para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones.

Según Martín Neaud y Engelhart (1996), definen la inteligencia emocional, como la capacidad para leer nuestros sentimientos, controlar nuestros impulsos, razonar, permanecer tranquilo y optimistas cuando nos vemos confrontados a ciertas pruebas, y mantenernos a la escucha del otro.

Para Goleman Daniel (1996), la inteligencia emocional es la capacidad de controlar nuestras emociones, de saber utilizar un sentimiento adecuado a cada problema que nos plantea la experiencia. Esto incluye el autodominio, la persistencia y la capacidad de motivarse a uno mismo. Ser efectivamente inteligente no supone, poner un horario a nuestras pasiones. Pero si podemos aprender a reaccionar adecuadamente, cuando una emoción nos asalta. Es decir hacer más inteligente nuestra vida emocional.

Según Shapiro (1997), inteligencia emocional, son las cualidades emocionales que parecen tener importancia para el éxito, estas pueden incluir: la empatía; la expresión y la comprensión de sentimientos; el control de nuestro genio; la independencia; la capacidad de adaptación; la simpatía; la capacidad para resolver problemas en forma interpersonal; la persistencia; la cordialidad; la amabilidad y el respeto.

Myriam Villalobos (2001), define la inteligencia emocional, como una forma de interactuar con el mundo, que tiene en cuenta sentimientos y habilidades como, la autoconciencia, la motivación, el control de los impulsos, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Son elementos indispensables para una buena adaptación social.

Educación Emocional

Según Bisquerra (2000), educación emocional es el:
Proceso educativo continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional, como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral. Para ello, se propone el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones con objeto de capacitar al individuo, para afrontar mejor los retos que se platean en la vida cotidiana. Todo ello, tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social.

En muchos casos, las herramientas que utilizamos, para lograr nuestros objetivos no son las más adecuados y sólo conducen a la frustración, la ansiedad o al estrés, que nos hace comportarnos de una manera inadecuada tanto con nosotros, como con los demás, creando un círculo vicioso, que por desgracia, transmitimos a nuestros hijos y alumnos.
Los motivos por los que esto sucede, es porque tanto padres como educadores prestan poca atención a las emociones y los sentimientos de los niños.

Hace unos años, la Unesco publicó el Informe Delors, del cual describiremos textualmente los cuatro pilares de la educación, en los que se hace clara la referencia al mundo emocional:

1. Aprender a conocer, lo que equivale a dominar los instrumentos del conocimiento. Pero asegura, que los métodos que deben ser utilizados para conocer deben favorecer el placer de comprender y descubrir, es decir, factores emocionales unidos al aprendizaje que lo potencian y lo hacen estimulante.
2. Aprender a hacer lo que implica adquirir una formación, para poder desempeñar un trabajo y a la vez una serie de competencias personales, como trabajar en grupo, tomar decisiones, crear sinergias, etc. Estas son competencias que forman parte de la Inteligencia Emocional.
3. Aprender a convivir, para trabajar en proyectos comunes. Este es uno de los retos para este siglo, donde la convivencia entre personas diferentes nos obliga a descubrir lo que tenemos en común y a comprender que todos somos interdependientes.
Pero, para descubrir al otro antes tenemos que descubrirnos a nosotros mismos. Otra vez, el informe hace referencia a competencias propias de la inteligencia emocional, como el autoconocimiento, la empatía y la destreza social.
4. Aprender a ser, refiriéndose al desarrollo total y máximo posible de cada persona, a su proceso de autorrealización que diría Maslow (1943). Esta referencia a la educación integral, por sí sola justificaría la necesidad de educar con inteligencia emocional. “
En este informe, se señala la necesidad de educar el pensamiento cognitivo, junto con la dimensión emocional del ser humano. Para reafirmar esto es necesario mencionar a Goleman (1996):
Que todos tenemos dos mentes: una que piensa y otra que siente, son dos formas fundamentales de conocimiento que interactúan, para construir nuestra vida mental. Ambas mentes tienen que ser atendidas en toda situación de la vida, no debe haber predominio ni oposición y en todo momento, se debe buscar su equilibrio, ya que los sentimientos son indispensables, para la toma racional de decisiones, porque orientan en la dirección adecuada, para sacar el mejor provecho a las posibilidades que ofrece la lógica. Por lo tanto, ambos componentes de la mente aportan recursos sinérgicos: el uno sin el otro resultan incompletos e ineficaces.

Que es la inteligencia emocional?


Inteligencia emocional: La inteligencia emocional es la capacidad de controlar nuestras emociones, de saber utilizar un sentimiento adecuado a cada problema que nos plantea la experiencia. Esto incluye el autodominio, el autocontrol, la persistencia y la capacidad de motivarse a uno mismo, tener buenas relaciones sociales y ser empáticos. Ser efectivamente inteligente no supone, poner un horario a nuestras pasiones. Pero si podemos aprender a reaccionar adecuadamente, cuando una emoción nos asalta. Es decir hacer más inteligente nuestra vida emocional. Goleman Daniel (1996)

jueves, 11 de junio de 2009

¿Inteligencia emocional?

Muchas veces hemos oído hablar de la inteligencia como un factor superior que algunos tienen con respecto a otros, tales como los que obtienen buenas notas en el colegio, otros que aprenden a hablar un nuevo lenguaje rápidamente, otros que dibujan sin mayores problemas, etc. Todo ello se va de la mano con el coeficiente intelectual. Pero, ¿qué pasa con nuestras emociones y sentimientos? Si no lo has oído aún, existe un tipo de inteligencia que se llama Inteligencia emocional. La inteligencia emocional es la capacidad de controlar nuestras emociones, de saber utilizar un sentimiento adecuado a cada problema que nos plantea la experiencia. Esto incluye el autodominio, el autocontrol, la persistencia y la capacidad de motivarse a uno mismo, tener buenas relaciones sociales y ser empáticos. Ser efectivamente inteligente no supone, poner un horario a nuestras pasiones. Pero si podemos aprender a reaccionar adecuadamente, cuando una emoción nos asalta. Es decir hacer más inteligente nuestra vida emocional (Daniel Goleman (1996)). De esta definición se pueden desglosar muchos temas más, tales como los porqués de las reacciones nerviosas y los cómo poder solucionarlas.